Por Fátima Ordoñez*
El 8 de marzo, una fecha impregnada de lucha y esperanza, conmemoramos el Día Internacional de la Mujer. Hoy, meditamos sobre la importancia de la mujer, un tesoro de valor incalculable. La mujer, semejante a un río en constante flujo, es manantial de vida, amor y resistencia. Su importancia no se cuantifica en términos económicos, sino en la abundancia de su espíritu, en la profundidad de su alma, en la potencia de su resiliencia. La mujer es un poema viviente, una melodía de emociones y vivencias, una obra maestra moldeada por las manos del tiempo y las circunstancias.
Cada línea en su rostro narra una historia, cada marca en su corazón es un testimonio de su fortaleza. Pero ¿cómo apreciamos a la mujer en nuestra sociedad? ¿La reconocemos como el tesoro que es, o la tratamos como una piedra más en nuestro camino? La respuesta a estas interrogantes es un reflejo de nuestra sociedad, un espejo que nos revela nuestra verdadera identidad. Es sencillo hablar de igualdad, respeto y derechos, pero las palabras son vanas si no están respaldadas por acciones.
Apreciar a la mujer significa reconocer su aporte en todas las esferas de la vida, significa otorgarle el lugar que le corresponde, significa tratarla con la dignidad que merece. Hoy, en este Día Internacional de la Mujer, es un momento propicio para reflexionar sobre el rol de la mujer a través de la historia.
A pesar de vivir en sociedades dominadas por hombres, las mujeres encontraron formas de influir en su entorno y dejar su marca, las mujeres han encabezado revoluciones, han realizado descubrimientos científicos y han creado obras de arte que han transformado nuestra percepción del mundo. Sin embargo, a pesar de estos logros, las mujeres aún enfrentan discriminación e inequidad en muchas áreas de la vida. Aunque hemos avanzado mucho, la lucha por la igualdad está lejos de concluir.
Hoy, celebremos a todas las mujeres del pasado, del presente y del futuro. Recordemos que, unidas, somos invencibles. El rol de la mujer a lo largo de la historia es una narrativa de resistencia, resiliencia y revolución. Aunque a menudo se nos ha negado el reconocimiento que merecemos, nuestras contribuciones son innegables. Sigamos luchando, sigamos soñando, sigamos creando, por lo tanto, en este día, celebremos a la mujer. Celebremos su importancia y su fortaleza. Pero, sobre todo, celebremos su humanidad, porque la mujer es valiosa por ser mujer, por ser ella misma, por ser única.